He pasado muchos días
esperando contestar tu llamada,
y como siempre terminé hablando
con tu silencio y tu ausencia.
Ellos me recordaban
que eres una mujer prohibida;
que estás casada;
que lo que pasó entre los dos
fue simplemente un escape
a nuestra depresión.
Pero no lo entiendo…!
no me convenzo del todo,
porque aún
tengo encerrado en mi mente
tu olor;
aún tengo pegada a mis manos
la suavidad de tu piel;
aún corren acuosos por mis labios
los sabores de tu ser;
aún siento el calor de tus años
que cobija mi ternura,
aún siento
que necesito de ti…
Sé… que somos diferentes
también sé…
que nuestras realidades nos distancian,
pero sigo esperando tu llamada
ausente,
en silencio…
para saber de ti…