Entre cascajo y desasosiego caminaba adormilado,
la muerte de acompañante seguía mis huellas
o avanzaba sigilosa anticipando cada paso.
Finito andar entre andenes y salas de espera,
derramar el numen en soledad sin paciencia,
dolores pasajeros y perpetuos acongojan
el pestañear de mi vida que transcurre
entre cicatrices, heridas y relaciones perdidas.
Quiebra en las pupilas; un abismo profundo
en la costura de cohesión entre alma y amor.
Desembocan vocablos sin sentido ni significado
en el puerto de las historias sin final
que persiguen y causan el llanto de mi mar.
Duermevela neblinosa en mis raros descansos,
deambulo entre callejas desoladas donde embono,
aún en estos lugares melancólicos,
ella con su estilo detectivesco me absorbe
sosegada, sublime, con sus fauces y dientes.