Nadia Belén Almazán Andrade

Me enamoré de dos hombres.

 

Me enamoré de dos hombres.
A uno de ellos le lloraba y el otro lloraba por mí.
Mientras a uno le suplicaba su presencia, el otro lloraba mi ausencia.
A uno de ellos le pedía perdón, a el otro sin decirle una sola palabra, ya me esperaba.
Me enamoré de dos hombres.
Con la misma intencidad, con la misma potencia, con distinto valor.
Juraría que hablo del mismo hombre. Con el mismo carácter y su asqueroso mal humor.
Con el mismo cariño y el mismo calor. En distintos cuerpos, con distintas edades.
Me enamoré de dos hombres.
Causaban la misma sensación de nostalgia al impregnarme su perfume. Me llenaban con tan solo besar mi frente y abrazarme, de esa manera en la que se abraza aquello que no quieres dejar ir.
Cantaban con el alma, bailaban con el corazón. Tenían distinto trayecto, distintas virtudes y disinto cuerpo.
Me enamoré de dos hombres.
El amor que les tenía era potente, pero diferente.
Por que yo, incoherentemente, mientras a uno ignoraba y le gritaba, a otro le pedía una charla y le pedía que se quedara.
Por que yo, entre mi inconsciencia, mientras a uno buscaba y le pedía congruencia, el otro me esperaba en casa con tanta paciencia.
Por que mientras le suplicaba amor a un hombre, otro me daba de sobra sin reproche...
sin pedirme nada a cambio.
Me enamoré de dos hombres.
En distintas fechas, tenían distintos nombres.
Una noche, no soporté más. Salí a buscar a uno de ellos, para apreciar su talento estelar. Entre sollozeos, suplicas y un \"te amo\" de por medio, le pedí una oportunidad, y me llevé un \"¡Ya comprende!\", azotón de puerta y arrancón que a una llanta casi hace estallar.
Al día siguiente, entre mi cama vacía y tristeza gigantezca, combinado con un mal humor y frustración seca... llegó a mi un desayuno, una mirada tierna y un \"te escucho\".
¡Carajo! ¡Ahí seguía el otro hombre al que despreciaba tanto! Y sin tanta cabeza... me acerqué. Experimenté nuevamente el \"te amo\" que una noche anterior, había sido rechazado... y solo sentí unos brazos rodeandome y unas lágrimas sin poder parar. Mira, hasta donde tu amor me ha podido alcanzar.
Me enamoré de dos hombres.
Los dos me llevaron a la cama.
Uno me hacía el amor. El otro, únicamente me cobijaba y me decía \"descansa, primor\"
Me enamoré de dos hombres.
A uno lo llamaba \"novio\", al otro lo llamaba \"padre\"
A uno le pedía amarme, y el otro siempre nunca dudó en soltarme.
Me enamoré de dos hombres...
y leí esa misma tarde: \"Valor a quien valor merece\"
Que tan equivocada estuve buscando amor en otra parte, cuando por ignorante no sabía que lo siempre había existido, desde el momento que había nacido.