El Sol y la Luna por fin se casaron!
Prosigue la miel entre la Luna y el Sol,
y Júpiter, orgulloso por ser el lugar
del amor más tórrido del sistema solar.
Pasaba el tiempo y comenzaba a preocupar,
esa pasión astronómica estelar.
Luego la Luna y el Sol lograron aterrizar.
Los recibió Gea, Diosa de la fecundidad,
para que se casaran en el altar terrenal,
donde Dios bendeciría su amor universal.
Y así ocurrió! Un sí relampagueó en la mar.
Ahora los terrícolas honran el amor
de los seres humanos, la Luna y el Sol.
Las albricias del universo tienen son,
y por eso brillan con gran esplendor,
y sus ecos llegan hasta Dios.
La Tierra rescata sus movimientos
giratorios de rotación y traslación,
y a todos les contagia la emoción,
porque de nuevo vino la gravitación,
en esta ocasión con la Luna y el Sol,
dando vida con sus rayos de amor,
a los bosques, la libertad y la flor!