Amaneció, aun estabas en mis brazos.
Goce verte dormida un trozo de sueño,
te sentí mía, creí que soy tu dueño.
Ya despierta, me mimas con abrazos.
Tu mirada estaba fresca y radiante.
La mañana nos trae su luz clara
que hermoseaba aun más tu cara,
de amores existentes es la fuente.
Deseo gozar de tu amor constante,
te beso y dibujo tus labios en mente,
mientras mis manos recorren las curvas
de tu cuerpo buscando mas tibieza,
el amor lo sentimos con firmeza.
La entrega es de los dos, sin reserva.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
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Desde aquel día en mi vida están tus días, tal vez en los ojos de la envidia...