Cuando llegamos al puerto de la vida,
la nave del destino tenemos que abordar
llevando a cada ser por distintos caminos
y nadie nunca sabe hasta donde ha de llegar.
Asi comenzamos la lucha por la vida
con la mirada al frente para divisar,
metas y horizontes que nos proponemos,
que para alcanzarlos hay que batallar.
Porque vivir cada día es una aventura
y nunca olvidamos, que al momento de nacer,
con un fuerte grito y los puños cerrados
parece es el presagio que venimos a pelear.
Es que el día tras día que nos llega
a veces traen sorpresas que nos llenan de temor
porque cada segundo que se vive,
nadie nunca sabe lo que puede suceder.
Y aunque nunca se tiene la certeza,
de saber lo que cada día nos trae
para los que existimos no hay nada tan bello,
que el haber nacido y poder seguir
aunque luchemos como fieras, para sobrevivir.