Se sentía el regalo sin interés
de quien creó la naturaleza,
jardines de espléndido color,
imágenes vírgenes de años mostrados
con verdes únicos en sus tonos
imposibles de igualar,
no había como tan inmensa paz
entre árboles coposos…
cuando estaba el bosque.
Sonidos insuperables casi racionales
viajaban en las ondas
como en amplio eco,
se gozaba una armonía contagiosa,
arpegios envidiados
por el mejor maestro
de la mejor y la más
estricta orquesta sinfónica
se escuchaban…
cuando estaba el bosque.
A cada alba
el pentagrama perfecto
del bíblico panorama
era lienzo en cuadro irrepetible
de belleza irrevocable.
Su fauna era alma inquieta,
con esa serenidad hiper activa
que transportada en virus
inyectaba dosis
de cardiología tranquilizante…
cuando estaba el bosque.
Triste es y se siente
hayan cambiado el entorno.
El interés humano intervino
y siguiendo planos
de rentabilidades futuras
fue destructor… y asesino.
Ya no hay sonidos naturales,
no hay tan sabías melodías;
no volverán albas
como aquellos días…
cuando estaba el bosque…
A.Maestre