Te entregaste como la hoja en el otoño
yo fui un viento que dictó el protocolo
te recosté en una alfombra etérea
donde juntos vimos como se disipaba la bruma.
Te cabalgue en medio de la penumbra
para salir airosos en una playa de misterio
acuñé en ti una y otra vez mi firma
como pensando que después de la muerte hay vida.
Tomé la batuta de esa sonata inédita
que solo llegó a reproducirse tres veces
que fueron suficientes para hacerme eterno
inmortal en tu camino y en tu sendero
pues un pedazo de cielo logramos consumar.
Haz dado la vuelta a la página
pues no haz podido quemarla
intentas complotear con el olvido
te recuerdo que a esta página no le hace nada el fuego
es una página que no se quema
pues de fuego está hecha.