1. Tu voz
Viniendo tu voz escrita, me llena
el vaso del sentir... Tal se derrama,
vestida de versos, que desparrama
pétalos en mí, de ti misma llena.
Presto tan de mañana me rellena
el vacío de la hoguera, que llama
movida es por la brisa que se inflama
hasta saciarse, quemándome plena.
Leer tu voz, suspensa cual racimo,
es aire que la verde parra airea,
en tarde limpia, que al ocaso va
a morir, para renacer con mimo
en la alborada del día que alea,
un beso mandándote desde acá.
2: Soledad interior
Soledad interior hoy me tortura.
Mi adentro se preña de soledad,
que derrite líquido de orfandad
el corazón, vestido de tristura.
No tengo, ni viene, tu donosura,
tampoco me habla tu voz de bondad
ni me aroma el jardín de tu beldad
ni recibo de ti tu galanura.
Cuántos zarzales me rozan el pecho.
Tal desaire nunca pensé llegara.
No vivo contento, de ti roído...
Triste en soledad va mi yo, deshecho
de no darme, tú, licor que sanara
desolado corazón compungido...
(Salvador)