este antojo por tocarte
acariciar la suave piel
por encima de tu carne
de apresarla
en estos dedos
labios nerviosos
de mis manos
romper los broches
del tiempo
y sujeto a tu cintura
navegar desde la cima
al precipicio
desde el abrazo
a los suspiros
en tu boca de menta
instalar mi residencia
y hacer florecer
besos por todas partes
rosados y azules
blancos y anaranjados
redondos y cuadrados
exiliado en tu cuerpo
detener los instantes
robándole al océano
una parte de sus cantos
irnos quedando solos
exhaustos y cerrados
olvidar las campanas
y borrar los itinerarios.