Hay cosas que no son eternas.
He tenido la certeza
De haber surcado otros cielos,
Volado en otras alas,
De ver la vida en otros ojos,
De haber escrito un poema de Alfonsina;
Pero ya no estoy segura
De la perpetuidad de algunas cosas,
De aquellas que solía llamar eternas;
La luna, por ejemplo,
No siempre está en menguante,
He notado que redondea sus bordes
Y a veces se fuga, se hace invisible;
El invierno, no siempre llega en diciembre,
Lo he sentido en agosto,
Acariciando mis lados subversivos;
Algunos recuerdos tampoco lo son;
Como la historia de dos que se amaban,
Atados por lazos invisibles en ciudades lejanas,
Ellos, ya no son los mismos;
El camino devuelve los pasos
Y la historia se traga las promesas de eternidad;
No existen poemas ni señales de un pacto,
Sólo el eco de un adiós
Que perdió el camino.