¿Por qué es tan difiícil aceptar que me amas?
¿Por qué no solo puedo dejarme llevar?
Maldigo el día en que quise enamorarme.
Maldigo el día en que me dieron compañía.
La soledad ya no sé si es correcta o un defecto
del ser incompleto que se miente
esperanzado en encontrar a quien lo llene
contradiciendo su independencia.
No entiendo si te hago daño
o si tú quieres apuñalarme en la espalda
y a lo mejor ya lo hiciste
pero entonces por qué, pues, me miento.
¿Dices, quizá, la verdad?
¿Cómo se supone que debo actuar?
Maldigo el día en que me hice dependiente
de los ojos que al final mienten.
Oh cruel infortunio.
Oh cruel desesperanza.
¿Por qué el tiempo de dolor supera
con creces al amor que tanto se esmera?
Mírame a los ojos y dime que me amas,
mírame y bésame matando mi inseguridad.
Abrázame, no quiero caer nunca más;
quiero que tus labios sacien mi soledad.
Lléname de ti, de tu cuerpo.
Quiero explorarte,
déjame estar con tu intimidad.
Alabada oscuridad...