solo una débil sombra,
entre la luz y la oscuridad,
como el beso humedo de la brisa en un amanecer rojizo,
la danza del ayer y el mañana,
al compás del sublime cantar del haber,
pinceladas de un novato pintor,
que con mano temblorosa,
agrega las nubes delgadas en la pintura del vivir,
adornado al fin el triste paisaje,
donde hoy solo respira el asombro y la resignación.