Y jesucristo nos dijo:
en el amor esta el beneficio
en la fe esta la esperanza
en la caridad el sacrificio
en el compromiso la amistad
en el final esta el principio
nuestro ser eterno espiritu.
Y yo te digo:
alma que ardes en llamas
en un fuego de amor vivo
el cual en mi se ha prendido
sin saber yo como se apaga
¿quien lo diria?
Que, experimentandola
la vida, con sus olas
de tristezas y alegrias
y verdades asombrosas
le brindo su razon
a la clara poesia
que esplendorosa
rimaba con armonia.
Siendo una fiera orgullosa
el indomable destino
con la caida dolorosa
hacia perder mi dominio
y con la ira rencorosa
que no tiene sentido
y nos hunde en el abismo
de la lamentacion tenebrosa
perdia el buen juicio.
Entonces un arco divino
me clavo sus felchas
quedando yo sometido
y como un vulgar gusano
en mi capullo metido
sereno y reflexivo
mi metamorfosis se completa
viendo a Dios convencido
en la Santa Providencia.
Y yo a ti me dirigo:
alma que estas cautiva
en tu cuerpo, el castillo
de murallas almenadas
con el ego y los sentidos
ferozmente armadas
abreme el pasadizo
con modestia resaltada
en tu sincero oido.
Y veras en tu fortaleza
a tu Señor Bondadoso
lleno de sutilezas
agradable y amoroso
con su sonrrisa eterna
que te hace llorar de gozo
en tu reposo, su paz eterna
viendo su mano en todo
acto que nos rodea.
¿Quien lo diria?
que el alma propone
y Dios dispone
con naturaleza divina
creyendonos actores
en esta fugaz vida
que llenamos de ilusiones
en la mente confundida
con placeres, sin valores.
¿Quien lo diria?
que la rima empalagosa
que es la zalameria
con sus frases pretenciosas
de ilusiones y fantasias
a la poesia fastidiosa
la adulacion le daria
y creyendose y una Diosa
de su pedestal caia.
¿Quien lo diria?
que en sencillos versos
el Arte de la poesia
en la verdad se sostenia
con su luz inmersos
en aguas cristalinas
de claras analogias
en un jardin repleto
de fragantes sabidurias.
¿Quien lo diria?
que Dios a este tonto
la elocuencia le daria
despues de tocar fondo
en las miserias de la vida
y sacandolo del pozo
lo lleno de alegria
cual niño jubiloso
que feliz sonrreia