No era cosa de no vivir,
tampoco era por cobardía,
no era que no entendía,
los conceptos del tiempo.
Es que su tiempo se había
empotrado a un momento.
Se sentía abatida,
se sentía consumida,
en batallas con fichas sin triunfo
y sin fecha de caducidad.
Las praderas no eran llanas,
tampoco eran templadas.
Las colinas siempre planas,
y sus planes se volatizaban,
entre el humo en la distante bruma,
que bromaba a sus espaldas.
Las mañana siempre oscura,
y la noche y su negrura-
en su pecho se encolaban.
No era cosa de no vivir,
vivía, respiraba, trabajaba.
Mas habitaba en su alma
la cansancio del mañana.
Los espectros del pasado
en su mente moraban,
espantando al presente
y el gozo de pertenecerle.
No era cosa de no vivir,
una sonrisa se escapaba
en un sorbo de café
que humeara a esperanza.
No era cosa de no vivir,
un paso siempre daba
a la aterrante espera
de lo que relegara
la suerte y lo que ella anhelaba.
No le temía a la muerte,
a su casa la invitaba,
que se sentara en su sofá
que le contara de paraísos y
de lo que al otro lado se encontraba.
No le temía a la muerte,
temía el siempre vivir cansada.
LeydisProse
9/29/2017
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