Deja que el silencio
nos ahonde en el tibio
misterio del beso que
nos dimos
Que no se difumine en
las palabras
Deja que el beso profundice
en la mirada, en el descaro
de la sonrisa
En el rubor que tiñe de rojo
tu carne
Deja que sea lento el beso,
como un ruego al fuego
Ábrete a la lengua, provocadora
desvergonzada, entre nuestras
salivas nadando
Deja que el cuerpo entero
sea destino ciego del beso
nacido en los labios tibios
Estremecidos en el deseo