El pájaro gorrión
que gorjea en mi ventana,
henchido el pecho de plumón,
sobre el alféizar me canta.
Y anuncia la primavera,
valiente y grácil. Y espera
que, al despertar del sueño,
le sonría en la mañana.
¡Qué milagro, sin dueño
que le bendiga risueño!
Con unas migas de pan,
quizá, le premie su gesto.
¡Oh,libertad, divino tesoro!