Desnuda viste mi alma bajo el manto
de la noche en tardías primaveras,
donde tañen campanas bien postreras
reverdeciendo anhelos con su canto.
Jamás encontrará su fiel quebranto
dejándo atrás pasiones no sinceras
que fueron viles, malas compañeras
haciéndola sombría con su llanto.
Cual glicinas y rosas sin espinas
hoy muestra su vestido engalanada
regalando pasiones vespertinas.
Será tal vez mañana enamorada
en la voz de las manos asarinas
perfumando su estancia desvelada.
Jorge Aimar Francese Hardaick - Argentina
Derechos de Autor©