No te aborrezco, no. Quizá te extraño.
No puedo borrarte despues de dos lunas, quizá de tres, tal vez cuatro, quizá ya seas ese recuerdo grabado con fuego, apagado y nítido sobre mis parpados.
Tal vez te vea sobre todas las cosas, porque todas tienen en parte tu esencia. Las has tocado y ahora son tuyas,
son para ti una ofrenda, un regalo.
Y recuerdo aún tus ojos. Tus pupilas llameantes, deseosas, insinúantes y ansiosas.
Recuerdo tus labios, su ligero y terso roce que a tientas buscaba mi boca.
Quizá ya no eres de mi agrado, ya no lo eres y me ha costado de mis noches el sueño y de los días el tiempo. Tal vez no te aborrezco, quizá te extraño.