sentado en una de las rocas que solían formar parte de los pilares de mi castillo,
espere,
la fría brisa parecía bailar con las carcajadas de los muertos,
aquellos que en ese momento conocían lo que había al otro lado de la cascada,
una de las hojas chamuscadas de lo que fueron tus memorias llego a mis pies,
tendré el valor? me pregunte,
podre atreverme a leer tus pensamientos plasmados en esa hoja de papel?,
la batalla habia terminado, solo con los gritos de agonía de los heridos,
desarruge aquella hoja y manche mis dedos con la ceniza de sus orillas,
estaba en blanco,
lo único escrito en ella era mi nombre en la primera línea,
que plasmaste aquel dia en esa hoja?,
hay cosas que no pueden ser escritas,
porque si fuesen, perderían todo su significado,
ya que existen amores, dolores y placeres que solo se entienden en el idioma del alma.