Dos soles la decoraban,
Un arcoiris bajo el cielo,
Un aura plena de anhelo
Rojo y oro la pintaban;
Mil rayos la coronaban
Y su andar era ligero,
Más que andar era un vuelo:
Serafines la cargaban;
Un arpegio celestial,
Se escuchó como divino,
Bello coro angelical
Iluminó mi camino;
Parecía algo irreal,
Ese encuentro repentino…