“Es cierto que más nunca te escribí, pero no es por lo que muchos creen, es que estás muerta para mí y los muertos no leen”.
Que conste que hoy tú lo decidiste,
marcharte para siempre de mi vida.
Tú misma buscaste este final triste,
desaparecer así como simple humo,
fuego en el cual yo no me consumo
porque su llama ya se ve extinguida.
Conste que tú misma te lo buscaste,
la inmadurez nunca será buen signo,
que todo eso haya ido parar al traste,
así... tal cual... de buenas a primeras,
yo te aseguro que había otras maneras
de tener ambos hoy un final más digno.
¿Qué hacemos con los te amo dichos?
¿Dejamos que el odio se haga dueño?
¿Eran sentimientos o meros caprichos?
¿Será que nos estábamos confundiendo?
Pienso que cuando íbamos corriendo
no estábamos en pos del mismo sueño.
Ahora a ambos nos tocará adaptarnos,
en todo caso, me tocará más que a ti,
a amar se hace fácil acostumbrarnos,
bendita costumbre que nos dio Dios,
lo malo es saber bien que entre los dos
por lo que se ve, fui el único que sentí.
Puede decirse que has decidido morir
porque en mi vida desde hoy te mueres,
aunque me duela esto lo tengo que decir,
que con el paso del tiempo, hoy por hoy,
yo estoy más y más seguro de lo que soy
pero para nada lo estoy de lo que tú eres.
Tal vez tú seas alguna actriz en potencia,
de esas que existen pero no son famosas,
que muy poco les remuerde la conciencia
ni les hace creer que de algo llegó el fin,
que en alguna parte de su interno jardín
lleguen a morir de tanto olvido las rosas.
Conste que ésta es para ti muerte decidida,
abandonas mi alma por tu propia voluntad,
si te vas es mejor que lo hagas convencida
porque luego puede ocurrir que yo a tu lado,
no me sienta - qué ironía – más acompañado
que cuando estoy nada más con mi soledad.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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