Jose Adolfo

Manos hambrientas

Como melancólica melodía que se lleva la brisa

el murmullo de sus pezones

abren sedientos

 

El fogón

encendido

cruje en las manos hambrientas

 

Olvidados leños

a la intemperie

emulan el grito desesperado

 

Los dedos

temblorosos

calman la vorágine

reinician el fuego