En la hoguera de tus ojos
la tristeza anda sin prisa
y es una huella lejana
en tu rostro la sonrisa.
Deja ya llevar al viento
tus amarguras de ayer
que él bendice que sea madre
tu belleza de mujer.
Tu niño tiene en el alma
remedio a la soledad
y Dios mostrara a tus diás
del amor, la realidad.
No niega el rosal la rosa
ni el día el atardecer.
Devuélvele a tu mirada
la luz del amanecer.