yito

Ana.

En la hoguera de tus ojos

la tristeza anda sin prisa

y es una huella lejana

en tu rostro la sonrisa.

 

Deja ya llevar al viento

tus amarguras de ayer

que él bendice que sea madre

tu belleza de mujer.

 

Tu niño tiene en el alma

remedio a la soledad

y Dios mostrara a tus diás

del amor, la realidad.

 

No niega el rosal la rosa

ni el día el atardecer.

Devuélvele a tu mirada

la luz del amanecer.