La luna pone firma a sus noches, sube la marea para que se junten allí donde el mar y el cielo se besan, mientras el viento con sutileza se desliza llegando a cada esquina quebrando las olas contra las frías rocas.
Rompe y recompone cada pedazo, cuando el sol sale ni la más oscura de las nubes consigue nublar su amanecer, el renacer de sus huesos bajo las sábanas frías.
Como un beso del viento al mar ella se desliza por su espalda con sus dedos juntando con una fina línea de besos sus lunares.
No hay miedo que se resista cuando se juntan, no hay guerra que no pida paz cuando se miran, no hay nada a su alrededor cuando se escuchan, no hay dos, solo la fusión de la luna y el sol.