El otoño le sienta bien,
debe ser por el color de su piel.
En ella siento calma
y una tibia timidez.
Un alma solitaria, herida quizás
por un amor que no la supo querer.
Su rostro misterioso que me mira de reojo
despierta la curiosidad de mi ser.
No olvido esa sonrisa que me supo responder.
La ternura de sus labios quisiera sentir
y ser yo, equinoccio en primavera
para verla florecer.