Me encanta cuando hablas y te pareces ausente,
cual frágil arroyuelo de una gran pendiente,
flor del campo, azucena, te llevo en mi mente
y en mis noches tristes, tu siempre estarás presente.
El viento de la tarde arrulla mis oídos,
y trato de decirte que te amo más y más
tal vez todos mis cantos se encuentran muy perdidos
pero siempre en mi sueño, muy lúcida estarás
Quizás tú no concibas mi triste sufrimiento,
pues el ave de la tarde mi canto se llevó,
y busco entre mis manos perdón al remordimiento,
y siento en mis oídos lo que le viento me dejó.
Todo se fue contigo, con nada me he quedado
yo nada he guardado yo todo te lo di,
mis sueños fueron tuyos, los tuyos lo he guardado,
pero lo que más quisiste, eso se quedó en mí.
Ya no tendremos noches de amor y de lujuria,
ni un adiós siquiera tendremos en este amanecer,
tan solo un recuerdo con poca alegría,
que al acabar la noche se tuvo que perder.
No pido que tu vuelvas de nuevo con tus penas,
ni yo que te divierta cantando una canción,
no quiero ya más penas, ni tampoco ver tus lágrimas
déjame esta noche terminar con mi oración.
Te di mucha esperanza, te di tal vez algún sueño,
pues yo viví siempre prendido, esperando tu llamada,
pero tu sin entenderlo me hacías mucho daño
y yo para no sentirlo buscaba más y más a mi almohada.
Es mejor que te marches llevándote tus migajas,
es mejor que te alejes y que no vuelvas más,
me duele pues decirte que ya no me encantas,
y que la ilusión de una noche, ha quedado atrás.