Justo a mí tenía que pasarme,
Enamorarme de una mujer prohibida
Porque así lo quiso el destino,
Porque así lo quiso la vida.
Yo que a nadie buscaba
Aunque estaba solitario,
Muy a gusto me encontraba
Haciendo al día mi Rosario.
A pesar de mis plegarias
No sé porqué extraño sino,
Tú apareciste en un momento
Y te cruzaste en mi camino.
Debo decir que con agrado
Recibí este nuevo encuentro
Sin saber que tú serías
Mi más dulce y cruel tormento.
Pues me enamoré con locura,
Con amor adolescente
Y muy rápido calaste
En mi cuerpo y en mi mente.
Al principio de este idilio,
Entre cortejo y gentileza
No había nada más placentero
Que acariciar tu pie bajo la mesa.
Lentamente y poco a poco,
Creció la necesidad de tí
Y entre besos y caricias
La cordura yo perdí.
Pues te fuiste enquistando
Tan adentro de mi ser,
Que tu ausencia por las noches
A mi me hace fenecer.
Y aunque quiero despojarme,
De tu adicción y ser muy fuerte
De mi corazón tu te adueñaste
Y estarás ahí hasta mi muerte.
-. Par