Me duele tanto soñar en el ojal de tu camisa
aspirar el murmullo de entrega en tus ojos,
sostener tu aliento con el mío y hacerlo vela.
Me duele, no sabes cuánto, acallar el miedo de tu nuca,
con caricias de nubes de palomas,
también perfumar un atardecer de membrillos,
y llenar un canasto de verdes olas,
sin que percibas de mí las caracolas
soy yo- alada, nube, oboe, agua-
y toco una serenata con mis dedos en tu espalda,
no te enteras.
Vivo soñándote y sueño viviéndote, amor mío.
Tal vez tanto no me quieras.