La naturaleza no te negó, el equilibrio
ese que se presenta en el pétalo de la flor
roció a tu ser con el perfume de la simetría
y a tus cauces los abasteció de aguas perfectas.
La naturaleza te diseñó
para ser receptora de mis caricias
para que fueras un lienzo
y mis manos me catapultaran al grado de artista.
La naturaleza te configuró
para que seas el fuego que queme a la prisa
un fuego que reduce a cenizas a los minutos
y los renace como el ave fénix en siglos.
La naturaleza te dotó de belleza a caudales
como el hidrógeno que abunda en el universo
como los peces que predominan en los mares.
La naturaleza programó en ti el algoritmo
que necesita como datos de entrada
mis besos, mis caricias
mi cuerpo y a mi alma.
(La naturaleza es sabia, no se equivoca).