No corras la cortina, deja
que la luz de la víspera siga conjeturando
el crecimiento de la sombra y
la cama donde se desvelan los cuerpos
en búsqueda incesante de su forma.
No abras la ventana. Está en acecho
la luz de nuevo día, la luz del hoy,
fantasma de los días
que fueron hoy, fantasma que se borra
a sí mismo,
horror que asoma al fondo del paisaje.