A través de mi ventana,
veo caer la lluvia
de esta tarde primaveral.
Días nublados, de lluvias.
Tardes frescas, húmedas.
Días con sol, con vientos intensos.
Una primavera insólita.
Como mi existencia.
Días de penas, de angustias.
Interminables mañanas, tardes, noches...
Me doy cuenta que mi alma
siente una inmensa tristeza.
Interiormente me pregunto el por qué.
¿Porqué pregunto el por qué?
Si yo mismo tengo la respuesta.
Te tenía. No te tengo.
Es ya mi destino.
Está marcado.
Está sellado en mi corazón.
Nos hemos amado.
Por momentos nos hemos
desesperado por estar juntos.
Por vernos, platicar, acariciar,
besar, amar...
Pero eso ya es un pasado.
Un suceso que vive en mí...
La lluvia se acentúa.
Persiste. Ella es la que me acompaña
en esta triste tarde de primavera.
Trato de escuchar música.
Pero la descarto.
Me siento tan mal,
que ni siquiera deseo escuchar
lo que es parte de mi vida...
La música.
Cuando tú estabas a mi lado,
hasta unos versos
se me ocurrían escribir...
Hoy, ya ni eso hago.
Vivo. Sólo vivo.
Todo lo demás...
Me da igual.
Hasta que no estés conmigo.
Tarde de lluvia.
Es lo único que escucho.
Caer las gotas de esta
interminable lluvia.
Tengo deseos de tomar
un poco de bebida con alcohol.
Extraño en mí.
\"Un hombre lleno de vida\".
Dicen mis allegados soy.
¿Vida... esto es vida?
Me da igual.
Vivir viviendo.
O sentir muerte en vida.
Todo es indiferente
en mi sentir.
Hasta yo mismo me desconozco.
¿Este hombre que está
frente a una ventana
contemplando la lluvia
soy realmente yo?
Tal vez...
Tendría que acercarme al espejo, pero...
Me da igual.
Seguro que en él se reflejaría
la figura de un hombre triste...
¡Oh, tú no sabes cuánto te necesito!
Con indiferencia me digo:
Me da igual.
Pero... ¿realmente es así?
Todo, todo, todo...
¿Me da igual?
( Hombre, sé valiente,
no mientas...)
Hugo Emilio Ocanto
06/10/2017
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