Un lucero y un camino van marcando tu destino.
Una alondra que se escapa, un gorrión que ya no canta
Vas de paso, te lo dije, pero no me hiciste caso
Indecisa ante el ocaso, de tus años que no mienten
En mi verso irreverente, con mi pluma romancera
Se me antoja una quimera y me asumes indecente
Es preciso, detenerse, cuando entiendes que no avanzas
Si al igual, que a Sancho Panza, tras las huellas del Quijote...
Vas al sur, en vez del norte, agobiada por tus penas
Te lo dice mi alma plena
de pletóricas angustias;
Ya no más, caricias mustias, que ni emocionan ni llenan
Un lucero y un camino al encuentro del destino;
una Alondra que no ha vuelto, un Gorrión en su desierto
Se me antojado quererte y no me importan los años
Me animo a cruzar el caño, con la ilusión de tenerte
Si en el camino la muerte me sorprende presuroso
Sabrá que el deseo ansioso de alcanzar tus latitudes
Han provocado actitudes que a nuestros años sorprenden
Dejándome, el placer cimero, de conquistar tu horizonte
A lugar, Alondra mía, que ha regresado mi trino
y con mi canto ladino, voy a cautivar tu pecho
Permíteme, musicalizar tu lecho, con mi musa y mis canciones
Que mi estirpe de gorriones quiere cruzarce contigo
Para llevarte conmigo provocándote emociones.
Fabián Reyes
06/10/2017