Vive la vida el cauto inocente
Villa San Cristóbal acallada su tierra,
la calle fue pasado de su presente
y la pobreza durmió la casa piedra,
revolucionada su identidad encarcelada
frente al verde uniforme bravío,
pues su nación triste alegría disfrazada
en la verbena noche del cielo sombrío.
Vive la vida la diáfana Piedad,
de los faldeos de Huelen
es nacida su sangre en bondad,
nunca cobarde de anhelado bien
pues su ciega alma pura
por su tribu bien amada su blanca cuna,
y con su fulgor de edad madura
al desamparado ilumina la negra bruma.
Vive la planeada travesía,
vuela, vuela el ave fenix
su destino una isla ausente de alegre poesía
sin sonrisas ni la piedra onix,
el cauto inocente de amargos desengaños
de tierna fe de corazón,
una madre vio como en sus primeros años
Piedad de aura luz de sol ilusión.
Vive el encuentro de destinos azarosos
un Inocente lugareño y una foránea Piedad,
el venturado mundo sin desvelos
sueño conjugado con serena deidad,
ya el Inocente soñaba celestes ilusiones
y Piedad en una fecunda inspiración
de las musas cosechó canción con soluciones,
de morar en el cóndor y huemul nación.
Vive el regreso a su patria tierra,
Piedad afanosa, rúbrica la estampada firma
a la carta libre junto a la guanábana y la parra,
y la blanca estrella la visa en segunda prima,
vuela el pliego a palacio del capitán general
pues no existe reparo ni bendición,
y el cauto inocente encumbra su ramaje
a la blanca cordillera y al rojo copihue
no es sueño pasajero, la libertad y nueva tierra verdadera.