Eres la sempiterna y vril dulzura
Que vive y que reanima tanta pasión,
El sutil e increíble corazón
Que me brinda por siempre su ternura;
Aquella inolvidable, alba aventura,
Que se fue convirtiendo en obsesión;
Que dio a toda mi vida la razón
Y el porqué de escribir tanta locura;
Eres mi sueño mágico, algo bello
Que aunque, yo sin querer, volví verdad;
El sutil y hermosísimo destello,
Mi proyecto de amor, felicidad:
Un prodigioso y vívido destello
De suma entrega, amor, realidad…