Los ojos del alma se sacian de luz,
la lengua ligera se embarra de verdad,
los oídos vacíos escuchan a Dios,
las manos sin masa desvelan de pasión,
y el olfato inoportuno percibe el aroma de la sabiduría.
Así es cómo...
El cielo palpita cuando se abre el corazón y la mente.
¿Sabes qué es el cielo?
No es la inmensidad del color, es el color del inmenso corazón.