A los cómplices del viento
a los cantantes ya mudos
del pasado.
A los vagamúndos y a sus
perros.
A las gargantas de los
enamorados.
A los rumores del campo.
A los cascabeles y a los cencerros.
A los mugidos y a los trinos de
los pájaros,
A la voz que levanta a Lázaro.
Al dios de la lluvia y el sol.
Al contructór de órganos.
Al primero que rió a la
vida que nos parió.
Al que empezó y llegó a buen fin
como río indómito con la fuerza
de la verdad.
Al que escribió los sueños de la
razón.
Al que piedra sobre piedra
desafiíó la gravedad.
A la flor viva de presente.
A la del recuerdo seca.
Al ordenador que sirve y no
ordena.
A quien amó y no teme condena.
Al futuro que ya es ahora.
Al silencio fértil.
A la luz primera.
A la utopía futura aunque ayer
fuera quimera.