¡Lirismo que vive en mí,
Te invoco!
Sé que duermes en este instante.
Sé que suspiras bajo aromas fragantes.
Sé que prefieres la indolencia.
La despreocupación.
Te necesito en este segundo que corre.
Te convoco en mi lecho, donde yago.
Te quiero desleído en mi sangre
Que borbotea expectante.
Ahora que sé que estás me siento
En mi escritorio.
Pinzo con confianza el cálamo altivo.
La tinta se hace caudaloso río que
Arrasa cada rincón de mí mismo.
La punta el papel rasga como la quilla
El océano que salvaje me abraza.
Surco las olas que como diques empinados
Se me acercan a babor.
Recojo velas que no sirven ante tanta tempestad.
Me zafo de la tormenta bogando hacia la verdad.
Avisto tierra ya sin lirismo en la recámara
Porque su sonrisa se perdió entre
Las fibras de mi alma.
Piso la suave arena de la playa y me
Dejo morir.
La vida se me ahogó navegando sobre la nada.