Caminas lento,
mostrando tus años
gastados y viejos,
echando tus manos al bolsillo
no encontrando ni un cinco.
Me miras con ojos tristes y llorosos,
siento tu dolor, y la sed te mata,
me pides una moneda
para un trago de vino,
te tiritán las manos,
tus labios secos y eridós,
de tanto venir tomando
un vino malo y asesino.