Sé que dije que no volvería a escribirte, pero qué adicto no vuelve a caer cuando su droga encuentra?
Sé que dije que sería indiferente ante tu mirada, pero qué ludópata no se emociona cuando le proponen una apuesta?.
También sé que puedo ser juzgada por incumplimiento como lo dicta la norma y como la justicia lo reza.
Sin embargo, aquí estoy de nuevo frente a esos tus ojos bellos, implorando clemencia y expresando el deseo que brota por mis poros cada que te siento cerca.
Solo espero suplicar la legítima defensa a favor de estas locas e inmensas ganas de expresar con palabras lo que en hechos la realidad no me permite, ni me deja.
Así que júzgame si quieres.
Sin embargo has de saber que no me puedo contenerme ante su presencia.
Que estar en medio de sus brazos y delante de su tacto es el placer más sensible y bello que pueda existir en esta tierra.
Que dejarme atrapar por su mirada es la salida más fácil para declararme demente y sin la capacidad suficiente para razonar a tiempo.
Así que sí, lo soy, soy una adicta a sus ojos color cielo y a sus brazos que me envuelven generando la sensación más plena, cual elixir peragórico al que no puede resistir ningún mortal de este planeta.
No sé qué vas a hacer conmigo, ya sabes que eres mi vicio, que soy adicta a tus brazos y demente ante tus ojos.
¿Tendré derecho a apelar de nuevo o simplemente estoy condenada a muerte?
¿Qué piensas hacer la próxima vez cuando me tengas cerca?
Huirás de mi presencia? O…
¿Me dejarás suplir mi dosis de ti, que alienta mi día, da felicidad a mi vida y un poco de tranquilidad a esta alma solitaria y yerta?.
No me vuelvas a pedir que me distancie, porque siempre incumpliré,
No vuelvas a pedir que deje de sentir lo que por ti siento,
No vuelvas a poner barreras que ya la vida nos ha dado bastantes como para ubicar más muros y más rejas.
Deja que te admire, que me vea en tus ojos lindos y deja que me pierda entre tus brazos cada que nuestros días se junten y el destino me haga el milagro de mandarte cerca.
No te pido mucho, solo un poco de eso que te sobra y por lo que me harías feliz en cada fecha.
Aunque si así lo deseas, niégame todo y mándame detrás de rejas, donde no pueda volver a verte y donde solo el recuerdo quede como recompensa.
Tú elijes ahora, ponte la toga de juez y díctame la sentencia