Cuando en silencio siento tu presencia
y en un instante tus palabras me llegan
en un vuelo de brisa me llena
y impregan mi corazón con un beso.
Cuando tu luz es encendida en mis ojos
nace la esperanza en tu presencia
se va llenado tu mirada en mi conciencia
envolviendo la frescura de tu aliento.
Cuando al mirarte me siento transformada
de tu cercanía inquietando cada sentido
cuando calmas mis inquietos deseos
y conviertes en tu cielo mis sueños.
Me quedo ahí, meditando nuestro momento
mas allá del tiempo en el que estoy sumergida
y en tu silencio me siento unida
quedando el anhelo de contemplar tu rostro.
Dedicado a mi amado Jesucristo
Rosa Maria Reeder
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