Un elefante solitario se vio
andando por la sabana,
alejado de la manada
para sufrir su dolor.
Según cuenta su versión
el gran dolor lo mataba
porque no lo soportaba
ni que hablar de curación.
El paquidermo lloró
sin que lo consolaran,
y eso lo atormentaba
y le hacía más fuerte el dolor.
De manera Inesperada
rugiendo se apareció
un león que aún siendo feroz
su ayuda le prodigaba.
Cuando el felino preguntó:
porque cojeaba de la pata,
“por una hormiga tan ingrata
que ayer tarde me picó”.
Elefantes como el del cuento
he visto tantos en esta vida
que por una simple hormiga
sufren tan grandes tormentos.
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