Te sigo. Voy tras de ti, como siempre.
Quiero traspasar contigo la puerta, pero te difuminas; intento cogerte y te vas entre mis dedos.
La gente me mira. No me conocen.
Grito desesperado. Me arrastran a otro lugar, tan conocido y tan extraño.
No me acostumbro... quiero volver al refugio de tu voz.