Arañándonos el alma
como preludio de las horas muertas
vamos en búsqueda de la noche
Somos testimonio de agobiante extinción
herimos las hojas al leve susurro
Despertamos
agotados de lejanías
angustiados
al parpadeo de los rumbos
Aunque aferrados
seguimos
la única humedad que nos refleja