El mayor placer de un enfermo es enfermar.
Cree que reduce su dolor interno
Contagiando esa emoción a alguien más.
Es una clase de compensación oscura pero efímera.
Porque eso nunca hará que cambie
Su propia desgracia de existir y adolecer.
Como un jean roto carente de su parche.
Sin abrirse a la transformación
La verdadera Alquimia;
Sanarse para poder sanar al resto.
JULIETA IALLORENZI
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