Soledad mundana
mira a lo lejos
los deseos tibios del alma,
mírala enroscada en una taza.
Leche agria
se ven las espinas manchadas de rojo
más rojo que el amor
más oscuro que mis secretos.
Caricias de agujas,
calor de una noche larga,
roces de claveles
marchitos y negros,
niños jugando sobre pétalos muertos,
destinados a la fruta podrida de un edén eterno.