Alma atormentada

A la chica Gaditana que conoci en la parada de taxi de Conil

Cuando te fuiste,

Mi corazón dio un vuelco,

he escrito este poema

para expresarte mí eterno lamento.

 

Cuando llegaste a la cola del taxi,

te quedaste un momento a mi lado,

quedándome anonadado

al ver la chica tan guapa

que había llegado.

 

Aquella noche ninguna chica me había mirado,

solo fui pisado y zarandeado

aquel sábado noche de Julio de 2017

en Conil masificado.

 

Estaba tan agotado,

pues una hora había descansado,

ya que con el calor y el viaje desde Madrid

dos días sin dormir me había pasado.

 

La foto que me pidió hacer tu amiga,

salió descuadrada,

porque de ti no pude apartar la mirada.

 

Hable con vosotras para tantear la situación,

y me hizo gracia escuchar tu invitación.

 

Tu padre tenía una tierra en el “Colorado”,

“que chulí” dije, te hizo gracia,

y de tu sonrisa quede prendado.

 

Tu abanico rojo mecía tu pelo,

hechizándome como la luna en el cielo.

 

A veces, cuando afirmabas,

tus ojos cerrabas,

mientras te abanicabas,

y a mí una sonrisa me sacabas.

 

Me invitaste a ir con vosotras a conoceros,

pero yo lo fastidie como los aguaceros.

 

Yo no me lo creía,

cosas así no pasan cada día,

viene un ruin conocido y me lía,

que te paso cabeza mía,

para no estar en tu dulce compañía.

 

Este mundo ya es feo de por sí,

y yo aquel día lo hice más desagradable para ti.

 

Te pido disculpas, mi inseguridad te hizo daño,

y esa sensación me tiene el corazón en un paño.

 

Cuando te fuiste en el taxi,

pasaste a mi lado,

y ver tu expresión de tristeza

me dejo el corazón helado.

 

Tu cara de tristeza,

me deja en el alma la maleza

de mi comportamiento como una bajeza.

 

48 horas sin dormir y el lamento de un falso amigo,

anularon mi voluntad y me privaron de ir contigo,

dejando tu corazón compungido,

y el mío abatido,

pues estaba tan alegre de haberte conocido,

que la tristeza me lleno el alma, ya que te había herido.

 

El cansancio, mi mala cabeza

y un estulto con vileza,

me negaron tu bendición

creándome una gran aflicción.

 

Es por eso que te escribo,

para que sepas el dolor

de no haberme ido contigo.

 

Si no te encuentro,

o no quieres saber de mí

lo entiendo,

que mi deseo de que seas feliz

se acabe cumpliendo.

 

Quién sabe si te hubiera conocido,

que por casualidades del destino,

entre tú y yo, hubiera surgido

un proyecto de vida compartido.

 

Espero que me hayas olvidado,

y que este poema te haga el recuerdo

de lo que paso menos angustiado,

mis mejores deseos para ti

en este mundo de desagrado

y la felicidad te acompañe siempre a tu lado.