Luz y ocaso
Busqué en mi sueño perezoso
el universo de tus días,
le robé alas al viento
y te encontré en el umbral del mediodía,
surgiste, aun, divina
muy cerca de mis desvelos
mitigando el alma herida.
Porque no pude como el agua
apagar nuestra sed,
porque otros te han querido
y compartido tu dicha,
porque no pudimos seguir amándonos
¡Tú eras mar para mi barco
brisa frágil que hoy adormita en otros brazos!
Y nuestra dicha se reduce
al apacible vuelo de una gaviota de verano,
tú, tu eras mi verano
sombra virgen en mis manos,
poemas de amor declamados en secreto
y que aun habitan en el alma reservados.
Por las aristas de mis huesos
aun divagan esos ardores, ¡fue en mis brazos,!
un buen tiempo aquellos pétalos maduraron
entre la luz y el ocaso.