Hijo, caminemos hasta llegar
a esas higueras
son los árboles mas bellos
en toda su florescencia.
Pero nosotros humanos
nos aprovechamos de ellas,
siempre nos alimentamos
de estas flores llamadas brevas
todas vestidas de negro
en su interior son muy bellas,
se parecen a la persona
de la cual a reflexionar.
Estas cumpliendo cincuenta
yo con tu madre setenta,
tu hermana entró en cuarenta.
Cada uno con sus quejas,
cantos y algarabías.
Así va pasando la vida,
despacio pero implacable.
Te contaré que a los veinte
formamos nido con tu madre,
teníamos corazón ,
manos firmes y deseos
Cada uno con su amor
para ese niño querido.
Llegaste al cumplir un año
de nuestro casamiento,
era un dos de julio lloviendo.
Fuiste nuestra alegría
nuestro motivo viviente
y pensábamos que teníaamos
la flor crecida en el vientre
de tu madre que yacía
contenta sin poder verte.
La suerte que es muy graciosa
quiso dejarla en la cama
por varios días seguidos
completando una semana,
y tú en una cajita
de cristal en una sala.
Ya ibas a la escuela
cuando recibí la noticia
te llegaría una hermana
a compartir nuestras vidas.
Era rubia chiquitita
pelo crespo y delgadita.
Fue tu mejor juguete
regalado esa pascua,
le contabas los dedos
le hacías muzarañas
y te consumía el resto
de tu tiempo en la casa.
Tu mamá muy orgullosa
a mi se me paro el alma,
eran mis hijos queridos
con esa mamá agotada.
Justo al año vino la prueba
de la vida en la ruleta,
la pequeña se moría
sin encontrar la respuesta.
Talvés serían tres meses,
pero para mi mil años
donde tu mamá hacía
noche día y turnarnos
para salir adelante
con ese ser adorado.
La vida siguío su curso
a los treinta y seis años clavados
visite el hospital
con ese señor de blanco
que me dijo el remedio
lo tengo solo en las manos.
De nuevo en esa lucha
por la vida y el hogar.
Saliendo ella triunfadora
como refugio de mi alma.
Y...las batallas siguieron,
y esta ya es la cuarta.
ahora que los setenta
es mas débil y agotada,
dime hijo como no
he de querer a tu madre.
Me convirtió en un hombre
de bien y responsable.
Y el mejor general
su valor ya lo quisiera
para poder ganar
de batalla en batalla la guerra.
Se que saldrá victoriosa
de esta prueba inminente
por eso días trás días
yo con tanta y tantas gentes,
le pedimos al Dios del cielo
la medalla de la suerte
para tenerla a mi lado
hasta que a mi
me encuentre la muerte.