Inevitablemente me suelo acordar de esas noches que no podíamos dormir de tanto acariciarnos, de tanto besarnos, de tanto sentirnos. Esa boca era un viaje de ida sin vuelta, ese cuerpo, esas piernas ideales para dormir, esas marcas sobre tu piel y su calor sacaban eso tan extraño que tengo en el interior, esa especie de amor o pasión... ni uno mismo sabe lo que era pero se generaba tanto calor en esas noches de invierno que no nos hacía falta las frazadas.
Nuestra calentacion humana, el cuarto siempre desordenado, las lagañas no interesaban, las palabras muchas nos arruinaban, pero estos cuerpos tan calientes aún así no se soltaban.
Mis dedos recorriendo cada parte de tu cuerpo, nuestra mente queriendo interactuar pero siempre algún choque de más nos solíamos dar.
Que hermoso ir a caminar por las calles de aquella ciudad o de esta, teníamos miedo al darnos la mano, era tanto el encanto que se convirtió en llanto.
Tantas energías extrañas recorrieron nuestro ser, nos enloquecieron pero siempre esta ese pero que nos aleja, tanto calor se puede apagar de una oleada distorsionada, que locura tanta pasión para tirarla a la mierda en el camino, a la mierda la pasión, la emoción, a la mierda el amor.
Esas energías se nos salen del cuerpo y del alma se van, cumplieron su función pero cuesta tanto no quererlas otra vez, aunque nos hagan mal, con suerte sera todo temporal...
A la mierda la pasión, a la mierda la ilusión, se fue a la mierda nuestro supuesto amor, a la mierda vos, a la mierda yo.